domingo, 16 de diciembre de 2007

Evo en Francia


Una Asamblea Constituyente que llegó a su fin, así la lleven a Oruro, al Alto o al centro de la ciudad de La Paz o por último al despacho del Vicepresidente Álvaro García Lineras. Una miopía absoluta de los Ministros al catalogar un paro del transporte como fracaso por el simple hecho de alegrarle la vida al Presidente de la República de Bolivia, Don Evo Morales Ayma. Se ha visto que los adulones de sus Ministros rápidamente salieron al paso de cualquier información que por ahí sea leída por el Canciller o sea susurrada al Presidente Morales. Pues antes que pregunte Don Evo, mejor será decirle que en el país no pasa nada y mejor decretamos que ya no se exporte, que se permita la importación de productos que con tanto esfuerzo se empezaron a desarrollar en el país. ¡Que pena!, el Decreto 29339 así lo ha confirmado. Hoy los ministros entre ellos algunos “cruceños” firmaron la destrucción del aparato productivo del oriente boliviano, y en verdad que el boliviano sentirá hambre, pero tal vez ahora se siente complacido el Presidente Morales, por que siempre nos recordó que el sufrió de hambre y recogía las migajas que votaban los ocasionales transeúntes en las carreteras donde él pastaba junto a sus ovejas, ahora Presidente su pintura ya es un hecho. Ya dirá que todo un pueblo recogerá las migajas que voten otros pueblos. Pues bien, con el Decreto 29339, promulgado hoy por el Gobierno del Presidente Evo Morales Ayma, nos trae a la memoria algunos acontecimientos de la Revolución Francesa, por ejemplo: la Ley del máximun general, promulgada el 29 de Septiembre de 1793, que en su Art. 1 decía: Los productos que la Convención (hoy el Gabinete del Presidente Morales o sus sectores sociales) cree que son de primera necesidad y de los que se ha de fijar un precio máximo de venta son los siguientes: pan, carne fresca, carne salada, cerdo, mantequilla, aceite, pescado salado, vino, vinagre, cerveza, leña, carbón, velas, sal, jabón, azúcar, miel, papel, lana, zapatos (….) por supuesto que las diferencias son obvias, pero al ser el gobierno el dueño de la producción y ser intermediario, fijará los precios, dejando a un pueblo productor sumido en la desesperación y pobreza, al estilo de sus nevados cerros que con tanta nostalgia los recuerda. De todas formas la advertencia está implícita en el Decreto, pues, el Art. 4 de la Ley del máximun general, indicaba que: todas las personas que compren o vendan productos fijados en el Art. 1 a un precio más alto tendrán que pagar una multa del doble de su valor y se les incluirá en la lista de personas sospechosas y serán tratadas como tales. Desde ya este gobierno está transitando los caminos de la imposición la fuerza y tan solo falta que copie la Ley de sospechosos del 17 de septiembre de 1793, donde “se ordena arrestar a los que por su conducta o sus relaciones o sus propósitos o sus escritos se hayan mostrados partidarios de la tiranía (cuando acusa a la prensa) o del federalismo (pueden ser por las autonomías), y enemigos de la libertad (después de 500 años)…y también a los familiares de los emigrados, los funcionarios públicos suspendidos o destituidos por la Convención Nacional o sus comisarios, y aquellos a los que se les haya denegado el certificado de civismo”. Señor Presidente la historia se repite, nada es nuevo bajo el ardiente sol y cuando el pueblo tiene hambre, ningún acuerdo político puede cambiar la determinación de las masas, no importa cuan dura puedan ser sus leyes, no importa cuan crueles puedan ser sus métodos, no importa cuanto dinero tenga en sus arcas, cuando el pueblo tiene hambre nadie se queda en su sitio. Y nuevamente sus asesores tendrán que recordar y recordarle que inclusive Robespierre murió en la guillotina.

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